martes, abril 11, 2006

Le Couperet

Costa-Gavras nos sumerge en una historia de ambiciones, crueldad y envidia.
Su protagonista sufre una pérdida de valores morales, por culpa de una sociedad egoista, capitalista e individualista, que sólo mira por aquellos que tienen éxito.

Un espléndido José Garcia da vida a este ser antisocial y amoral, que ante su situación de desempleado de larga duración, encuentra una via de escape fuera de los cauces normales.

Francamente interesante la propuesta de que una persona normal y corriente, se salga de la línea marcada por pautas sociales, y encuentre en hechos de naturaleza aberrante, una razón para seguir adelante, para sentirse superior y dominar la situación.

Entrar en las vidas de sus competidores es un paso necesario para conseguir su fin, y de este conocimiento de su entorno, se extraen las escenas más logradas de este fin: la conciencia de Bruno habla a través del camarero que le sirve la cena, del dependiente que le pone la chaqueta, del ingeniero decadente que ocupa el puesto de trabajo soñado.

Sin embargo un inicio demasiado rápido, con hechos relevantes narrados con demasiada prisa, provoca que la película sea convierta más un thriller que una reflexión sobre la sociedad actual.

En todo caso, desde un punto de vista como de como de otro, la cinta es poderosa en cuanto a su intensidad, y tiene momentos de tensión propios del mismísmo maestro Hitchcock.

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