Pocas cosas dan tanto miedo como llegar a descubrir la verdadera naturaleza de uno mismo.
La adolescencia supone enfrentar tu identidad ante lo que piensan y esperan de ti los miembros de tu comunidad.
Sin acostumbrarse a estar desubicados en su entorno, los jóvenes que además tienen inquietudes fuera delo normal y deseos poco convencionales, tienden a marginar sus emociones, a ocultarlas o fingir otras.
Kechiche dirige con maestría a las dos actrices principales, pura química desde el encuentro inicial, filmada sin pudor sentimental ni sexual, en lo que resulta lo más logrado del film: la íntima relación de dos amantes.
El resto del guión sólo soporta, con artificios, la aventura amorosa de las jóvenes, incorporando elementos prescindibles, como la relación con los padres y ramalazos de falsa amistad.
Adèle Exarchopoulos enamora con su mirada, primero inocente, luego cautivadora siempre taciturna, en la que es y será su mejor actuación en el cine.
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