viernes, enero 19, 2007

Apocalypto



Después de rodar en arameo, Mel Gibson vuelve a rodar en una lengua antiquísima, el maya, para llevarnos a un momento histórico de la civilización, al momento previo en el que unos demonios salidos del mar en caravelas, incendiran una tierras ya quemadas por sus propios moradores.

Una mezcla entre El último mohicano y Predator, más elaborada, sensible y cargada de simbología, y sin moralina, lo que se agradece. Se le parece entonces a El Pianista, en otro ámbito, en otra época, pero con similares intenciones.

Acaba siendo una película de acción, de supervivencia, agónica huída de unos hombres que son motíferos que los animales más salvajes de la selva, buscando un nuevo comienzo.

Curiosos movimientos de cámara, música trepidante y más de dos horas de agónica lucha que dejan al espectador bastantes exhausto.

Habrá que seguir animando al bueno de Mel que, al igual que nuestro Antonio, se ponga siempre detrás de las cámaras.

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