
Ken Loach arremete contra la sociedad en la que malvivimos, unos peor que otros. Y lo hace como siempre, con su lenguaje directo, sin artificios yni paños calientes, mostrando una capa de la sociedad tan sucia que permanece oculta por los que no queremos implicarnos ni salpicarnos con esa mugre que realmente es la que sustenta nuestro bienestar.
Estamos en un mundo libre, para bien y para mal, todo lo que hacemos para nosotros de manera egoista revierte en nuestro beneficio a costa de los demás. "Cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da" canta Drexler y nos traslada con sus imágenes Loach, a través de un guión de Paul Laverty, su colaborador habitual.

Su Sancho Panza particular continúa a su vera hasta que cruza un límite de manera inexplicable. Ese abandono junto con otra estocada brutal, reconduce el camino hacia la honestidad perdida.
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