Larry David interpreta al alter ego de Woody Allen en una nueva comedia ligera del director.
Un genio que es capaz de ver más allá de la cotidianeidad pero que no puede vivir una vida normal, sumido en sus propios miedos ante una sociedad poblada por personas de baja intelectualidad.
Hablamos del personaje central, pero también del guionista y director, que ha buscado en esta comedia costumbrista una excusa para expeler su habitual chorreo de frases y diálogos ingeniosos.
Ciertamente consigue secuencias hilarantes con la introducción de personajes que se transforman y dan rienda suelta a una locura colectiva, un enrevesado destino trufado por actos de suerte.
Más de lo mismo en cuanto a comedias woodyalleanas de las que se pueden rescatar algunos momentos en los que da rienda suelta a su creatividad.
Esperamos una nueva entrega, en esta ocasión dando descanso a las comedias tontorronas.
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