Syriana

Más conocido por sus trabajos como guinista, Stephen Gaghan nos presenta esta vez como director, un docudrama que nuestra de forma descarnada la lucha por el poder en el mundo de principios de siglo XXI.

El elenco de actores es amplio y de calidad, aunque todos ellos secundarios, lo que limita la carga dramática a secuencias concretas, e impide un correcto desarrollo de las situaciones personales de cada personaje. El montaje es vivo, tal vez demasiado, porque en ocasiones se crea la sensación de estar viendo una serie de intriga más que un film de denuncia como se presenta esta cinta.

Vivimos en un mundo donde la corrupción es un mal aceptado, donde el que menos escrúpulos tiene más beneficio material consigue, y donde todo está permitido si al final cada uno sale ganando, económicamente claro. Las dudas y la bondad son los defectos de los débiles, de los don nadie, y esa enfermedad no tiene cura para los poderosos.

En la web oficial del film se puede obtener el guión íntegro, donde se pueden leer lindezas como las del anterior párrafo, dichas por jeques árabes, magnates de compañías multinacionales, y por abogados ambiciosos.

Recomendable película, aunque termine por agobiar y envabronar, pero ahí se demuestra el buen hacer de sus creadores.