viernes, marzo 28, 2008

There Will Be Blood

Paul Thomas Anderson vuelve a sorprender desarrollando una épica historia, en la que no sólo la ambición, si no el orgullo, la envidia, el odio, la venganza, dominan las acciones de su protagonista, un magnate del petróleo.

Muchos de los males de la humanidad se concentran tras la búsqueda del preciado oro negro.



Familia y religión son dos aspectos olvidados para el magnate del petróleo, tan egoista como para evitar tener a alguien a su lado que le impida conseguir sus objetivos, y sin necesidad de creer en el Señor, sin depender de nada ni de nadie. Un personaje que ve lo peor de las personas.

La voz de Daniel Day-Lewis resulta impresionante, más que recomendable la versión original.
Su personaje encarna a un rico miserable.

Un hombre que reniega de sus profetas, aborrece la ternura y carece del sentido de la responsabilidad.

Del inicial esfuerzo por superación, que pone al espectador de parte del hombre hecho a si mismo, se pasa al declive moral , a la corrupción de un hombre aberrante.

Fotografía austera, largas secuencias panorámicas y una banda sonora muy imaginativa de Jonny Greenwood, de Radiohead:


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