Caótico guión, más bien.
Julio Medem nos sumerge en su onírico mundo, rico en imágenes sugestivas, paisajes perdidos, almas errantes y dobles vidas (múltiples en este caso).
Fallida por lo excesivamente pretenciosa, pero abundante en escenas simbólicas, inconexas por un guión poco convincente, que no permite una sumersión en el carácter principal, por mucho que tengamos el dulce rostro de Manuela Vellés delante dela cámara contínuamente.
El film quiera abarcar tantos aspectos del ser humano que se pierde por el camino, sin llegar a transmitir el sentido del mensaje.
Inspirada en la hermana pintora del director, la historia es una vuelta de tuerca más de su creador, tan imaginativo como en este caso, descuidado. El montaje dividido en 1o hipnóticos cortos, no consigue dar de continuidad a un relato impactante en sus fotogramas, olvidable en sus letras.
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