
Alegoría de una sociedad dominada por el egoísmo y el miedo, en la que florecen los más bajos instintos de supervivencia, en el que el orgullo y la ética dejan de tener sentido.
Seguramente más liviana que el libro (reconozco no haberlo leído), la película recrea una "mujer sin nombre que ve" (Julianne Moore), la cual se erige como la Mesías de los Desamparados, la única luz en un mundo de tinieblas blancas en la que el caos impera a sus anchas.
Especialmente emotiva la elección de la Sinfonia cantanta BWV 156* de Johann Sebastian Bach, para la secuencia del reencuentro con la civilización (o lo que queda de ella) tras la liberación del pabellón, y para los títulos de crédito finales.
También elegida por Julian Schnabel en Le Scaphandre et le papillon
No hay comentarios:
Publicar un comentario